sábado, 24 de diciembre de 2011

VILLANCICO DEL ESPANTAPÁJAROS

El derredor obliga a adquirir una dicha en facilidades de pago.
Yo no tengo crédito.
Yo sólo estoy huérfano de constelaciones. De ese nombre que alfombra mi día de arcoíris.
Ella.

Mi segunda piel, mi segundo lenguaje, mi primera respiración. Mi único paraíso.

Yo y mi inquebrantable vicio de plasmar hálitos para abrigarle las entrañas.
De lanzar palomas en tormentas de arena.
De gorjear en medio del asfalto.
De echarme de más cuando la echo de menos.
Aunque nunca la haya tenido.

Miro.
Y en el fondo de mi mirada está la suya.
Cuando miro, la miro.

Ojos que no observan, labios que no besan, manos que no acarician. Todo yo, que se guarda para Ella.

La soledad es un cuarto oscuro donde revelo su rostro en mi pecho.

Extrañar.
Añorar.
Nostalgiar.
Evocar
tan exageradamente,
que duele lo que no ha sido
más que en mis letras.

Quien tuviera de su boca todos los besos que ya no le hacen falta.
Quien pudiera paladear las ninfas ocultas de su noche.
Quien pudiera sumergirse en su agua bendita para purificarse.
Quien tuviera el sortilegio para que las vidas paralelas confluyeran, por fin, en esta.
A su lado.
Y entonces, vivir ahora sí
una feliz Navidad.

martes, 20 de diciembre de 2011

XCIII

Le embelesaba beber una copa de vino mientras miraba su foto. Era a salud de Ella porque el vino era afrutado, fresco e intenso en honor a su cuerpo, su mirada y su recuerdo. Así la saboreaba a la distancia.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

FRAGMENTOS DE UNA NOVELA INCONCLUSA III

Ocurre que hay instantes insondables en los que un velo humeante se nos retira momentáneamente y nos descubre algo. Son resquicios milagrosos en los que una puerta se resquebraja y un pliegue de verdad se nos entreabre por dentro. Y entonces no volvemos a ser los mismos.

Esa noche especialmente semejaba una hoguera de hojarascas húmedas en un funeral de gardenias. La luna apenas se ovillaba en un rincón lúgubre. El viento graznaba lágrimas de vidrio.
Él sabía perfectamente que era una noche de duelos y penumbras pero se opuso incansablemente a declinar la infinita felicidad que le martillaba el pecho. A pesar de todo, inclusive de sí mismo, ampararse en ilusiones siempre había sido su vocación.

No dijo ninguna palabra al verla llegar.
Consciente era de que sólo el silencio corona los arcoíris.
Simplemente sonrío con los ojos y lloró con las manos.

La miró como si Ella fuese el primer vestigio de vida.
La abrazó como si Ella fuese el penúltimo ser de su especie.
La besó como si Ella fuese la única mujer del universo.
Y en ese preciso instante su velo le descubriría la certeza que lo acompañaría eternamente: “era Ella. Únicamente Ella”.

A la mañana siguiente, ya no estaría.
Y Él se dedicaría a volverla a encontrar.


martes, 6 de diciembre de 2011

CONOCER

Hola. Perdóname, no pretendo importunarte pero es que me ha sido inevitable no hundirme en esa mina de ámbar que es tu presencia.
No, no estoy huérfano de luz o ávido de destellos. Es tan sólo que no puedo ser indiferente ante la magnificencia.
La vida nos suele compensar con lujos para la vista.
Y tú, más que desagravio, pareces un milagro.

Pero por favor no te arredres. O, como dijo el poeta, “no alertes tus fusiles”. Sólo te hablo porque no te conozco.
Dije conocer, no nombrar, enumerar o describir.
Saber nombres, etiquetas o rasgos no es conocer. Acaso será caracterizar pero no conocer.
Conocer a alguien, sobre todo a una mujer, es desconocerse uno mismo.
Es caminar suavemente por un sendero de vapor para lanzarse al vacío.
Es bajarse de la tierra en penumbras para abordar la constelación más brillante.
Es tener la sangre a punto de ebullición pero aún así armarse de sonrisas.
Y esperar que el milagro florezca.

Sí, por eso te hablé.
Para conocerte.
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No, no siempre miro así. Debes creerme. Usualmente miro para andar, para recordar, para guarecerme. Pero ahora te estoy mirando de esta forma tan sólo para descifrarte.
Percibir el calor de tu respiración.
Intuir el sabor que burbujea debajo de tu lengua.
Vislumbrar el estremecimiento de tus muslos.
Imaginar la humedad que saciará mi sed.
Conocerte.

Florecer.
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El de almacenar porvenires con los ojos
El de fraguar complicidades con los silencios
El de subsanar ideales con las incongruencias.

El de rehacerme con diferencias.
El de consternarme con vuelcos.
El de desangrarme con vísperas.

Sí, elijo todos, no descarto ninguno.
Todos los caminos para conocerte.
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Sí, elijo todos.
Pero hay uno con el que te eternizaré. Aunque no lo quieras.
Es el de mi imaginación.

Ahí, donde estaremos despojados de relojes y calendarios, de premuras y compromisos, del resto del mundo.
Tú y yo.
A solas.
En silencio y a oscuras.

Donde suspiraré para que respires los anhelos que no me caben en el cuerpo.
Donde susurraré tu nombre para que oigas mi plegaria más furtiva.
Donde soñaré tu apariencia para que me despiertes a la realidad.

Te miraré con las manos.
Deslizaré mis dedos por tu cabello, por el contorno de tus brazos, por tu talle. Uniré los puntos azarosos de tu perfil. Deambularé por la elipse de tu cuello.
Tocaré un vals con las cuerdas de tu silueta

Y entonces degustaré el manjar de tus labios.

Los besaré. Los morderé. Los chuparé.
Me beberé el néctar que emana de tu boca como un caminante del desierto sorbe de su alcarraza.
Untaré la comisura de tu boca con mi lengua. Perseguiré la tuya, juguetearé con ella. Seré un colibrí.
Me embriagaré con tu saliva.

Ebrio de tu sabor, sabré que tu silueta está hecha a la medida de mis fantasías. Que tu cuerpo es arcilla dúctil para manos de escultor afanoso. Que tu piel es la página más profusa del mundo.
Escribiré en cada rincón, en cada poro, en cada palpitación.

Te desnudaré despacio.

Sentiré como se desabotona la ansiedad, como se caen los jirones de la incertidumbre, como se estremecen las campanas del tiempo.
Tu epidermis erizada invocará la eternidad.
Tus pezones erectos desafiarán la alegría.
Tu pubis palpitante abrigará el esplendor del universo.

Desnudos, los dos, recuperaremos el indicio original: nos fundiremos en un abrazo.
No, ya no serán jadeos, serán sinfonías.
Ya no serán besos, serán apogeos.
Ya no serán caricias, serán posesiones.
Floreceremos.

Navegaré por tu mar, aspiraré cada aroma de tu vergel, hurgaré en todos los capullos de tu jardín.
Acariciaré tus pechos con mi lengua, los lameré con mis dedos, los abrigaré con mi intimidad.
Me arremolinaré a tu vientre.
Me asiré de tu cintura.
Me vararé en tus caderas.

Sentirás la furia de mi tulipán acunarse entre tus piernas.
Tu llovizna me humedecerá.
Un arroyo de saliva me colmará la boca de ansías.

Te mordisquearé los muslos.
Sentiré entre mis dientes esa harina exquisita.
Será una alegría febril e insoportable.
Fastuosa.

Y arribaré al paraíso. A tu pequeña fruta sensible y suculenta.
Su aroma a jazmines me cosquilleará la nariz.
Sus pétalos rugosos me rozarán el desasosiego.
Sus gotas de jugo me desquiciarán.
Entonces la probaré.

Mi lengua húmeda abrirá apasionadamente sus filamentos.
Cada relamida degustará de tu néctar y te deshebrará paulatinamente.
Tu rocío saciará mi sed de ti.
Y yo te tocaré tu fibra más sensible.

Gemirás.
Implorarás que continué.
Sentiré tus uñas en mi espalda.
Tu fruto se estremecerá efusivamente.
Yo te beberé completita.

Te miraré tu rostro placenteramente relajado.
Te susurraré lo desquiciadamente ávido que estoy de ti.
Te abrazaré.
Y, deslizándome despacio por tu aromática ciénaga, entraré vehemente en ti.

No te penetraré. Te absorberé.
Te impregnaré.
Te colmaré.
Te asimilaré.
Me mezclaré contigo.
Te conoceré completamente.

Me enredaré en tus piernas de frente,
de lado,
de pie,
en una cama,
en un sofá,
en una ducha,
por la mañana,
por la tarde,
por la noche,
hasta que definitivamente redima los días que estuve sin ti.
Y amanezcas a mi lado.

Ven, ven a mí.
Cámbiame estas palabras por tus labios,
este teclado por tu cintura
y esta respiración por tu transpiración.

Déjame conocerte.


miércoles, 30 de noviembre de 2011

XCII

Si hubiese sabido que la indiferencia era tan sólo el portal de la guarida donde Ella se refugiaba de su temor a volar, Él hubiese cambiado su respeto por pétalos rosas en sus letras para desnudarla despacio, acariciarla suavemente y besarla pausadamente hasta que Ella misma se descubriese sus alas. Pero… nunca es tarde.

lunes, 14 de noviembre de 2011

DUODÉCIMA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Hacerle el amor a una mujer es saber que en cada rincón de su cuerpo yace una cuerda necesaria para hacer vibrar al universo.

viernes, 11 de noviembre de 2011

XCI

“La mentira más grande que dicen las canciones de amor es que si uno pierde a su Ella se muere. No es cierto. Uno sigue viviendo. Aunque sólo sea como zombi.”
 Suspiró y volvió a poner su canción por enésima vez.

lunes, 7 de noviembre de 2011

VIAJERO

Huérfano de abrazos.
Privado de alas.
Despojado de pétalos.
Sobrevives.

El cantautor tenía razón:
“Nada te importa en la ciudad si nadie espera”.

Llevas las pupilas anegadas de crisoles y las manos colmadas de nubes.

Sueños que se evaporan con el humo de los automóviles.
Besos que se disecan en las aceras.
Sonrisas ajenas que mordisquean su recuerdo.

No importa el pasaporte: tu alma es extranjera en cada esquina de la soledad.

Montañas verdosas retratan tus labios.
Peñascos infinitos reflejan tu pecho.
Crepúsculos gélidos narran tu horizonte.

Andar en silencio es cantar una balada triste con las pestañas
resquebrajar el porvenir con un pecho palpitante
y teñir las calles de suspiros
mientras la piensas.

Tal vez aún no sea demasiado tarde para las rosas.
Tal vez el luto sea sólo un canto de cisne taciturno.
Tal vez las lágrimas sean los últimos copos de tu invierno.

Tal vez, algún día, dejes por fin de viajar.
Y amanezcas dentro de Ella.

lunes, 10 de octubre de 2011

ASISTENCIA TÉCNICA

EL CUADRO DE DIÁLOGO SE DESPLEGARÁ EN UNOS SEGUNDOS
LE INFORMAMOS QUE LA CONVERSACIÓN PUEDE SER GUARDADA PARA FINES COMERCIALES
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PRÓXIMAMENTE


martes, 9 de agosto de 2011

ANUNCIOS CLASIFICADOS 3


Se solicita urgente y ansiadamente unos ojos de crepúsculos palpitantes, unos labios procreadores de pétalos enverbados, unas manos de violines tornasol, y unos muslos que canten como cenzontles en la primavera de mis dedos. El responsable de este anuncio está tiritando de soledad.
Se pagará al contado, con suspiros depositados en la alcancía de la luna.

viernes, 5 de agosto de 2011

UNDÉCIMA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

El mejor lugar para esperar a una Ella es en un precipicio.

martes, 2 de agosto de 2011

ADIVINANZA

¿A qué sabe el topacio líquido?
¿el acero enmielado?
¿la luna condensada?
¿el ámbar humeante?
¿el fragor de las pleamares?
¿los orgasmos de las alboradas?

Al beso de una Ella.


¿Y la nada preñada de eternidad?

A las noches solitarias, esperando incesantemente por Ella.

jueves, 28 de julio de 2011

XC

Sólo le bastó cerrar sus ojos y recordarla para saberlo. Las demás estaban hechas de barro y agua; eran míseras, grises y pedestres. Ella estaba hecha de alboradas y gotas de rocío. Y era inmensa.

domingo, 24 de julio de 2011

POSADA

Estés donde estés, hagas lo que hagas, toques lo que toques, guárdame.
Mírame.
Suspírame.
Tócame.

Ampárame.

No pienses, no dudes, no mires más allá.
Sólo siénteme. Sólo siéntete. Sólo siéntenos.
Ahí estamos, en ese horizonte, en esa luna, en ese destello. En ese quizás que por serlo ya es eterno.
Nos miramos con los dedos, nos escuchamos con los suspiros, nos besamos con los ojos.
No sabemos de huellas, de contratos o de augurios. Sólo sabemos lo que desconocemos de ambos. Eso que nos hace acercarnos aún más.

Recréame en tu almohada.

Horádame los porvenires.

Sueña con las rosas de mis manos. Desgrana sus pétalos en tus labios.

Hazle espacio entre tu blusa a la esponja de mi lengua.
Permite que mi jilguero se cuele entre tu falda.
Cede ante la embestida de los corceles que me arredras en el corazón.

Siente mi alondra impregnando de miel tu espalda.

Úngete con la pulpa de mi pomelo.

Acúname con tu respiración agitada.

Haz de tus dedos carabelas para mi mar.
Convierte tu boca en fauces.
Suda la tintura para nuestro lienzo.

Déjame desgranar el almíbar de tus labios.
Paladear las almendras de tus pechos.
Cubrirte el vientre de orquídeas radiantes.
Revolotear mis mariposas en tus muslos.
Colmarte de luciérnagas envuelto entre tus piernas.

Simplemente,
Acaríciame.
Abrázame.
Átame a ti.

Muere conmigo por ti.

Sé mi Posada.

Ya no quiero caminar sin dirigirme a ti.

E.





viernes, 15 de julio de 2011

DÉCIMA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Nunca falla: si puede saborear las metáforas, seguro puede volar con los ojos cerrados.

LXXXIX

Ella lo leía agazapada, en silencio y cubierta de suspiros. Él no lo sabía pero estaba seguro que con un “no te vayas”, un “déjame conocerte” o un “aquí sigo”, ese Oasis hubiese germinado en un paraíso.

lunes, 11 de julio de 2011

PARAÍSO

Se alojan bordeando el valle almendrado, muy cerca de la blanda caracola de mármol.

Semejan espigas de amaranto y tallos de fieltro.
Veleros inhóspitos encallados en altamar.
Hogazas de pan fresco.
Criaturas absortas de alcanfor esponjoso.

Revolotean mariposas en sus fronteras.
Acumulan crepúsculos en sus pliegues.
Engullen desvelos y búsquedas en sus silencios.

Soy lo que sus estremecimientos me incitan.
Lo que sus racimos me serpentean.
Lo que sus golondrinas me desvelan.

Nacieron para ser preñados de mis palomas,
encerados con mis constelaciones,
redescubiertos en mis vigilias.

Sean mis ojos frazadas para su incesante sed,
mis dedos enjambres de ámbar para sus campanas
y mis labios cisnes que se sumerjan en su oleaje de alquitrán.

Quiero surcar su desfiladero
descifrar sus estrellas,
estrujar su espuma,
sorber sus vahos,
embriagarme de su trigo,
acunar sus veredas,
retozar en su ciénaga
desflorar sus frutos,
paladear su pulpa
embadurnarme de sus rocíos,
y verterles mi polen espumoso.

Son ninfas nocturnas.
Duraznos palpitantes.
Corceles que resguardan una rosa enmelada destinada a endulzar mi lengua.

Los muslos de Ella.
El paraíso donde sueño residir eternamente.

jueves, 7 de julio de 2011

LXXXVIII

Se metió las manos al bolsillo y susurró al viento: “Asómate a la ventana y posa tus ojos en ese beso que la luna llena le prodiga al cielo constelado. Allí te espera mi mirada.” Entonces, invocó el nombre de Ella.

miércoles, 6 de julio de 2011

NOVENA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Mientras más pasa el tiempo, los recuerdos adquieren más un sabor a felicidad. Sobre todo con las ausencias.

miércoles, 29 de junio de 2011

LXXXVII

Él, que la sangre le hervía con las injusticias, se dedicaba desde su humilde trinchera a tratar de mejorar el mundo. Ella, que se armaba de enterezas y esplendores para defender su esencia, se dedicaba desde su alcoba a enamorarlo. Y así, pasaban los días. Hasta que por fin amanecerían juntos.

viernes, 24 de junio de 2011

UN ABRAZO

Dentro de mí, acurrucado en una pleamar de ruinas humedecidas, alguien espera.

Tiene el pelo encrespado de pájaros, las manos enmadejadas de canicas y los pies desnudos de mapas.
Está envuelto en una frazada de musgos y cenizas. Tirita huérfano de estrellas.

Está ahí porque no entiende de relojes tenaces, ni de rutinas enlutadas, ni de tréboles amargos.
Sólo sabe de ciruelas y mariposas.

Aunque Él custodia celosamente luciérnagas, pulpas y campanas
a su lado se acumulan bocanadas de lirios abatidos y vahos de sueños amedrentados.

Mira a su alrededor.

Todos le exigen que engulla joyas y calendarios
que transpire anteojos y oficinas
que mude de dientes y huesos
para ser un hombre.

Pero Él no los entiende
y mejor decide esconderse.

Porque
Él es tan sólo un niño
que, aunque nadie se lo ha prometido,
espera silente
por un abrazo de Ella.

miércoles, 22 de junio de 2011

LXXXVI

Esta vez se decidió. Se agazapó y la miró a lo lejos. Al verla cerca, saltó sobre ella y le ordenó: “Alto ahí, ¿tus labios o mi vida?”

lunes, 20 de junio de 2011

FRAGMENTOS DE UNA NOVELA INCONCLUSA II

Ya no existía espacio para la duda. Ella ya se había convertido en su fuerza motriz, en su medida de placer, en un fósforo para su cuerpo.

Él la leía y se entusiasmaba, la veía y se excitaba, decía su nombre y se rehacía.
Eran los ojos de Ella fauces de esplendor, eran sus labios trampas del tiempo, era su cuerpo un reto a la exquisitez.
Un augurio de paraíso.
Un resquicio de júbilo.
Un vicio redentor.
Una amenaza a los sentidos.
Ella se parecía a la palabra embeleso.
Él la creía a Ella fragante, cálida, habitable. Ella lo hacía a Él ávido de su aroma, hambriento de sus gestos y antojadizo de sus suspiros.

Y Él la deseaba tanto que la distancia le dolía.

Por eso cerraba los ojos y la sentía cerca. Apretaba los labios y los depositaba en la curvatura de su cuello. Oprimía los puños y sus manos se enredan en la cascada de su cabello, se deslizan suavemente por su nuca, navegan por el mar de su piel blandiendo su cintura y acercando sus caderas al cuerpo palpitante de Él.
Se ponía un dedo los labios y le devoraba la boca.
Se tocaba el pecho y se estremecía al sentirle los pezones.
Colocaba su mano en su montículo íntimo y era capaz de entrar, suave pero decididamente en Ella.

Abría los ojos y, a pesar de su soledad, sonreía.
Él estaba seguro de que algún día, tarde o temprano, amanecería a su lado.

jueves, 16 de junio de 2011

OCTAVA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Los deseos se revelan en el cuarto oscuro de la noche.

miércoles, 15 de junio de 2011

LXXXV

Arrellanado en el alféizar de su ventana, despojado de premuras y responsabilidades, miró absorto lo que la primavera le había hecho a los tulipanes.
Sin darse cuenta, suspiró.
Y se soñó floreciendo en las manos de Ella.

viernes, 10 de junio de 2011

BAILAR PEGADOS

Los ojos de Ella se lo sugerían a gritos.
Él caminó hacia Ella sintiendo florecer lirios en su vientre.
Llegó.
Sonrió.
Y omitió palabras. Él sabía que hay ocasiones, momentos fragantes y enlunados, que todo lo que hay que decir debe decirse en silencio. Con el lenguaje de las palpitaciones.
La tomó del talle y entrelazó suavemente los dedos de su mano izquierda en los de la mano derecha de Ella.
Acercó su pelvis a las caderas de Ella con la misma delicadeza con la que la espuma del mar se condensa en la arena: sabiendo que ese es su destino.
Su pecho sintió el júbilo exuberante de los pechos erizados de Ella.
Se miraron con destellos azulados para preñar de suspiros sus pestañas.
Los labios se les empapaban de ansiedades.
Las manos les sudaban vísperas.
La piel estaba humedecida de su cercanía.
Y entonces, comenzaron a bailar.

No supieron de ritmo o compás. Sólo de armonía y comunión. De magia.
Tejieron olas en el aire.
Compusieron himnos con los pies.
Escribieron filosofías de estremecimiento.
Se respiraron,
Se cobijaron,
Se ahuyentaron del mundo.
Bailaron pegados.

Así, toda la noche,
hasta que Él cerró los ojos para dormir
sin soltar de sus manos la fotografía de Ella.

miércoles, 8 de junio de 2011

ANUNCIOS CLASIFICADOS 2

Tiene ojos de sendero, labios de porvenir y manos de vergel. Sus palabras guarecen suspiros. Su nombre invoca alegrías. Aún distante, aún lejana, aún en silencio, desnuda, acaricia y excita.
Si la ven, díganle que me extravié en su recuerdo.

lunes, 6 de junio de 2011

DESPEDIDA A LA MELANCOLÍA

Llegó sin saludar y está partiendo sin despedirse.
Me mira con indulgencia, da la espalda y camina lánguidamente;
impasible.
Lleva entre sus garras cenizas de mis fragores,
escombros de mis suspiros,
restos de mis entrañas aún trémulas.
Un hilito de mi sangre le mana de sus labios.
Yago en un rincón sombrío, con las manos rodeando mis rodillas y la cabeza hundida,
desarmado de cóleras,
desvestido de crepúsculos,
despojado de primaveras,
desguarnecido de constelaciones
desollado de alas.
Pero la miro alejarse y le sonrío victoriosamente
con la sonrisa de quien sabe
que volverá a ser derrotado por Ella.

E.

domingo, 5 de junio de 2011

SÉPTIMA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Puede contrariarse o hasta entristecerse cuando estás residiendo en la isla de la melancolía pero si Ella te abraza, en lugar de huir o alejarte, es señal inequívoca de que el amor se asoma.

viernes, 3 de junio de 2011

LXXXIV

A Él le resultaba curioso que Ella dijera “nuestra historia”. Para Él, su nosotros era un poema.

LXXXIII

En el cuarto oscuro de la noche pudo develar por fin aquel designio que su alma ya le venía susurrando hace años: “A veces, las alegrías pasadas toman venganza en el presente”. Y por fin pudo llorar.

miércoles, 1 de junio de 2011

LXXXII

Hubo tardes en las que Él la miraba a Ella como quien reconoce a Dios. Por eso, años después, Él era perfectamente capaz de cerrar los ojos y volverla a mirar.

martes, 31 de mayo de 2011

LXXXI

“¿Tú también piensas en lo que pudo haber sido o sólo lo hacemos quienes no nos conformamos con lo que fue?” Tecleó enviar y se quedó esperando la respuesta.

SEXTA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Hay que velar los cadáveres a tiempo, pues se corre el riesgo de que se conviertan en zombis y luego uno los puede confundir con ángeles.

lunes, 30 de mayo de 2011

VERÓNICA 3

No, ya no estás, pero estuviste.
Y la verdad es que nunca te fuiste.
Me tuviste tanto que no me quedó otra opción más que irme.
Tú te fuiste de nosotros pero yo me fui del país. Te quedaste allá, yo me quedé con nosotros. Estamos a mano.
No fue una huida, fue mi rescate.

Han pasado ya 8 años desde la última vez que te vi.

He defendido tus recuerdos de exabruptos y júbilos, de fuegos y mares, de lo que no fue.
El pasado que nos separó es el mismo que nos ampara.
Nada embellece. Todo envejece. Excepto el recuerdo de ti.

He tenido mañanas en que el precipicio del horizonte me hace hundirme en tus huellas.
Han sucedido tardes lluviosas que deslavaban melancolías y abrigaban añoranzas.
Ha habido noches de sombras astilladas, de suspiros venenosos, de rincones marchitos. Noches con silencios poblados de tus susurros, con minutos preñados de tus augurios, con letras que destilan tu ausencia.
Noches en que he confundido estrellas rotas con faros y les he puesto tu nombre.

A final de cuentas, tú eres más cicatriz que recuerdo.

He colgado coronas en los muros transparentes del palacio de tu ausencia para después suicidar mis ojos en su balcón.
Corolas de estupor han infestado mi sosiego como enredaderas.
Ternuras huérfanas se han vuelto susurros.
Gélidos puñales de soledad me han sangrado los ojos goteando mis dedos.

Somos los amores que no fueron.
Yo soy lo que no fui contigo.
Y hoy que hace exactamente 8 años que estando recién casada me pediste que te regalara una noche conmigo, y yo me negué, vengo a escribírtelo aquí.
Sé que nunca lo leerás.
Feliz cumpleaños, Verónica.

E

QUINTA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

Si no es posible hablarle con el lenguaje de la piel, es preciso escribirle para acariciarle los sentidos. Siempre, a solas.

domingo, 29 de mayo de 2011

ENSIMISMADO

Esta ventana no es una frontera,
es un faro sin luz
ni alambrera.
En el mar esmeralda del horizonte
navega una insaciable jauría
de cabellos verdes en desmonte
que devora los dedos del sol en el día.
Flotan también,
con remos de alas,
pequeñas embarcaciones de colores y bengalas.
Bregan silbidos
que alguna vez del tiempo serán papiros
o tal vez suspiros.
De vez en vez,
como las baldosas,
hay quienes andan amparados en su desnudez
para abrigarse de rosas.
Sobre ellos, un espejo azul,
empañado de vahos,
duda de ser brújula o baúl.
Todos ellos bogan
dialogan
epilogan.
Se resisten a ser paisaje
y entre gritos y apetitos
se tejen un blindaje.
No seré yo quien los importune de su epopeya.
Correré las persianas
y armado de una sonrisa impune
soñaré que le hago el amor a Ella.

martes, 24 de mayo de 2011

FRAGMENTOS DE UNA NOVELA INCONCLUSA I

No era la primera vez. Ni sería la última. Pero esta vez la sentía diferente. La padecía distinto. Le costaba prosas de alborada sobrellevar esa nueva ruptura.

A pesar de todo, esa desazón le parecía ilógica. Desde que fue consciente de la llegada de Ella a su vida, Él se repitió constantemente que no se angustiaría por la distancia o por el final, que sólo se entregaría al ahora. “Lo malo es que me lo repetía mirando a la luna, no al espejo”, se dijo aprisionando un jilguero herido en la garganta.

Entonces cerró los ojos para abrir los de su alma. Y ahí la halló. Su mirada era mosaico de un palacio de rosas. Su sonrisa era la espuma de una cascada de ámbar. Su silueta era la constelación fulgurante de un cielo diáfano. Ella contenía en sí misma caos y apogeo. Ella era su patria.

Levantó los parpados y apagando con saliva el fuego de un sollozo se dijo en voz alta: “Cuando no haya relojes ni teléfonos. Espejos ni maquillajes. Cuando esté a solas consigo misma. Yo sé que se acordará.”

E.

CUARTA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS

La materia tiene tres estados: sólido, líquido y gaseoso. El alma, dos: apagada y encendida.

LXXX

Se contempló sin más artificio que una mirada derrotada. Y luego apagó la luz.

lunes, 23 de mayo de 2011

DESVARÍOS DE DESVELO

Engullo un racimo de sombras por los ojos.



Aunque me esconda en la luna, inevitablemente me encuentra. Viene. Derriba razones, pretextos, fronteras. Y se anida en mis pestañas. La noche. Esta noche.



Mi cuerpo está tan exhausto que confunde la oscuridad con papiros enmohecidos.



Allá arriba la luna es ataúd de mis suspiros que se baña en incienso de auroras.



El silencio está poblado de susurros, el derredor de augurios y mi garganta de quizás.



En mi pecho se acumulan palabras como retahílas de palpitaciones, como puentes de soledades, como espejos de sombras. Palabras como conjuro de lo que fue, de lo que no ha sido y de lo que no será.



Me visitan vapores y sombras que intiman con mis dedos.



Letras que guardan celosamente secretos diáfanos, propuestas implícitas y una historia inconclusa.



Palabras que no permiten que se evapore su nombre en sombras. Ahora sé porque traigo los dedos colmados de colores y campanas.



Escribo para desgranar sueños íntimos, encuadrar experiencias, mirar nuevos senderos. Ser otro siendo más uno mismo. Anhelar.



Iluso escribano de letras como sosiegos. Viajero ajetreado en el universo de las añoranzas. Poema inacabado de lo no será.



Rosa de ocaso. Letras con escalofríos. Hoguera de hojarascas. Murmullo de sangre en las pupilas de Ella.



Una ansiedad soberana: que la alquimia de mis palabras la conviertan en agua para saciar mi sed de su torrente.



Soy un cántaro agrietado. Un girasol en invierno. Un abedul nevado. Un Espantapájaros picoteado por las estrellas.



Me falta en el día. Me sobro en la noche.



Escribir es arar en ausencias.



La distancia son las pestañas de unos ojos colmados de lágrimas secas.



Suspiros que quiebran esta noche en dos mitades que a la mañana siguiente la volverán a buscar. Y la hallarán aunque nunca jamás la encuentren.



Ya no le busco razones, causas ni sentidos. Me basta con saber que algunos desvelos sólo son apogeos de la melancolía y convulsiones de los anhelos. Como este.



Traigo los ojos llenos de Ella. Los voy a cerrar para soñar con el paraíso. Está a punto de amanecer y aún sigo despierto.

 

E.