martes, 30 de noviembre de 2010

XLI

Durante 10 años arrastró su nostalgia por calles de gente sin rostro. Pero hoy se volvió a tropezar con ella.

lunes, 29 de noviembre de 2010

XL

Levanté mi cabeza de su regazo y desmoroné el silencio diciéndole: “tú no eres una mujer, eres un vicio”.

domingo, 28 de noviembre de 2010

XXIX

Me concedió tres deseos. Pedí admirarla, susurrarle al oído y acariciarle su piel. Y entonces se quedó conmigo toda la noche.

XXXVIII

Eran incansables, aventureros y pícaros. Sus ojos eran transhumantes. Pero los clavó en mí.

sábado, 27 de noviembre de 2010

XXXVII

La voluntad se me caía a borbotones. Mis pasos eran ofrendas de desgano. En los pliegues de mi rostro se anidaba la derrota. Y entonces la vi.

jueves, 25 de noviembre de 2010

XXXVI

Como si el mero roce de mis palpitaciones la hubiera alertado, se dio vuelta y me sonrió. Ese fue nuestro inicio.

XXXV

Todo le sucedió favorablemente durante varios años. Pero una noche, una canción le desmadejó el corazón.

martes, 23 de noviembre de 2010

XXXIV

El espejo reflejaba una silueta marchita, desarmada de sonrisa. Fue entonces cuando por fin aceptó su derrota.

viernes, 19 de noviembre de 2010

XXXIII

Él le decía palabras suaves, dulces, substanciosas. Ella se moría por saborearlas directamente de su boca.

jueves, 18 de noviembre de 2010

XXXII

 “En ese entonces, yo lo amaba...” Dejó la frase suspendida, como si temiese terminarla o no supiese como hacerlo.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

XXXI

Le siguió mandando flores con un “te amo” anónimo. Le gustaba ver como Ella se iba cada noche a la cama con una sonrisa inconmensurable.

martes, 16 de noviembre de 2010

XXX

Inesperadamente, como suele suceder con los milagros, esa sonrisa anónima lo rescató de la indiferencia y lo instaló en la esperanza.

lunes, 15 de noviembre de 2010

XXIX

Traía el mundo en la mirada.

XXVIII

Estuve tentado a decir cualquier cosa, aunque fuese por última vez. Nos amparaba la luna y el silencio que antecede a las tormentas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

XXVII

Se miraban a lo lejos con esa mirada que siembra inquietudes y derriba cautelas. N.R. susurraba. E.Z. escribía. La distancia se acortaba.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

XXVI

El corazón le martilló el pecho. El rostro se le descompuso. Por eso, Él no pudo decírselo. Pero no importó. Ella se supo bienvenida.

martes, 9 de noviembre de 2010

XXV

Clavó sus ojos en mi rostro. Entonces le compartí mi certeza de porvenir: “Estás enamorada de mí. Pero no lo sabes todavía.”

lunes, 8 de noviembre de 2010

XXIV

Y de pronto, aquella mirada huidiza se tornó vacía.

domingo, 7 de noviembre de 2010

XXIII

-“¿Cómo está?”, le preguntó al médico. -“Le podría decir que es el corazón pero lo que lo mata es la soledad. Los recuerdos son peores que las balas”.

sábado, 6 de noviembre de 2010

XXII

Como suele suceder, lo esencial de su historia había ocurrido antes de que se diesen cuenta. Y para entonces, ya no había marcha atrás.

viernes, 5 de noviembre de 2010

XXI

 “Estuve a punto de no venir” dijo con un hálito de nostalgia. “¿Por qué?” pregunté azorado. “Porque tuve miedo de no encontrar el camino de regreso”

jueves, 4 de noviembre de 2010

XX

Sólo atiné a decirle que todo saldría bien. Afloró en ella esa sonrisa abatida, de derrota y cansancio, que ha estado ensayando por 20 años.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

XIX

Ella levantó su mirada. Él la miró aturdido. Su rostro le parecía de una belleza dolorosa, inaudita, inexplicable.