jueves, 22 de noviembre de 2012

CONMIGO

Será hoy o será mañana. Pero será.

Súbitamente te sentirás abatida.
La mirada se te infestará de sombras.
Creerás que cargas desiertos en las manos.
Percibirás el canto agonizante de un cisne en la garganta.

Respirarás precipitadamente. Olvidando cómo se hace. Intentando hacerlo diferente.
Supondrás que te ahogas. Notarás que hace tiempo ya estabas asfixiada.

Será inevitable.
El anaquel de los aplazamientos se te vendrá encima despiadadamente.
Te sangrará la sonrisa de los protocolos.
Te desteñirá las huellas de los calendarios.
Te pondrá frente al espejo del horizonte.

Sabrás, por fin, que el futuro se diluye al evitar los presentes osados.
Que nunca se florece en la premura.
Que la celeridad ensordece los murmullos del alma.
Que tocar por inercia endurece por omisión.
Que lo que muere a cada instante no es el ahora titubeante sino un quizás resplandeciente.
Que muy pronto se hace demasiado tarde.

Recordarás lo qué eres pero te dolerá lo que no fuiste. Sobre todo, a mi lado.
Y llorarás de la forma más desgarradora: en silencio.

Somos las vigilias que postergamos. Seremos las vísperas que anidaremos.
Vivir es saber habitarse.
El día más hermoso es el que aún no llega.

No te derrumbes. Aún hay tiempo.

Sólo despójate de compromisos y abrígate de franquezas.
Siembra acasos en los pliegues de cada sombra marchitada.
Edifica una alcoba afuera de tu castillo bombardeado.
Encuentra en la fosa de la distancia el túnel que te lleva a mí.

Mira transpirando.
Acaricia resguardando.
Abraza impregnando.
Besa rescatando.
Di tu nombre esperando que florezca en mis labios.

Entona la melodía de nuestras palpitaciones sincronizadas. Cántanos con ojos entusiasmados, con frutos maduros, con amaneceres preñados. Recupéranos con una sonrisa. Ni los pasados enlutados ni los futuros zozobrados pueden hacer nada frente a un presente radiante.

Será hoy o será mañana. Pero será.
No permitas que se convierta en un “ya fue”.
Pasa esta noche conmigo.