… “Sí, ya lo sé. La razón no me asiste contigo, la lógica me abandona cuando me deshago en tu nombre, la sensatez huye con los presagios de tu ausencia. Soy, simplemente, las paradojas coherentes de mis latidos.
Porque debería sufrir por lo poco que te tengo pero sólo gozo de lo mucho que te pienso.
Porque estoy enfermo de una saludable manía de evocarte.
Porque me ofrendas silencios que yo corono con verbos.
Porque las preguntas de tu ausencia son las respuestas de mis sueños.
Porque la pequeñez de tus mensajes es la mayor grandeza de mis noches.
Porque tu prisa sosiega mis ojos.
Porque mis dedos te desnudan sin acariciarte.
Porque no te penetro pero siempre te poseo.
Porque cuando menos te tengo es cuando más estoy contigo.
Y, sobre todo,
Porque tal vez nunca vendrás
pero yo te sigo esperando.”
E.
E.