viernes, 24 de junio de 2011

UN ABRAZO

Dentro de mí, acurrucado en una pleamar de ruinas humedecidas, alguien espera.

Tiene el pelo encrespado de pájaros, las manos enmadejadas de canicas y los pies desnudos de mapas.
Está envuelto en una frazada de musgos y cenizas. Tirita huérfano de estrellas.

Está ahí porque no entiende de relojes tenaces, ni de rutinas enlutadas, ni de tréboles amargos.
Sólo sabe de ciruelas y mariposas.

Aunque Él custodia celosamente luciérnagas, pulpas y campanas
a su lado se acumulan bocanadas de lirios abatidos y vahos de sueños amedrentados.

Mira a su alrededor.

Todos le exigen que engulla joyas y calendarios
que transpire anteojos y oficinas
que mude de dientes y huesos
para ser un hombre.

Pero Él no los entiende
y mejor decide esconderse.

Porque
Él es tan sólo un niño
que, aunque nadie se lo ha prometido,
espera silente
por un abrazo de Ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ella conoció a ese pequeño niño cuando sus manos lo recorrieron causándole temblores y ternuras.
Ella lo beso, lo arropo y lo guardo dentro suyo para que la sintiera, para que la viviera.
Ella espera al igual que el por volver a sentir a su pequeño niño amanecer en su brazos.
Ella espera ese encuentro donde el pueda descansar en sus brazos.

Emilio dijo...

No importó la vorágine de inquisiciones y altavoces que planeaban a su alrededor. Él pudo escuchar el susurro milagroso.
Se enjugó las lágrimas y se guardó el mar de sollozos.
Miró a lo lejos y la vio.
Una sonrisa como jilguero le aleteó el rostro. Se sintió abrazado.

Anónimo dijo...

Ella quiere enjugar sus lagrimas con sus besos y dejar ir ese mar que contiene su pecho y el pueda descansar.
Regalarle un concierto de suspiros y gemidos que lo hagan olvidar la vorágine de inquisiciones y altavoces que le quitan la tranquilidad.
Sembrarle el cuerpo con caricias y la cara con sonrisas.
Envolverlo con sus brazos, arroparlo con sus caricias y devolverle la paz con una mirada que le diga cuanto lo ama.