jueves, 7 de julio de 2011

LXXXVIII

Se metió las manos al bolsillo y susurró al viento: “Asómate a la ventana y posa tus ojos en ese beso que la luna llena le prodiga al cielo constelado. Allí te espera mi mirada.” Entonces, invocó el nombre de Ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muero de ti, muero de mi, muero de ambos, lloran mis ojos tus silencios, muriendo mis sueños con tu ausencia, de la soledad que se respira en mi cama, morimos los dos separados y solo queda mi voz que te llama que te urge a regresar y ser en mi lo que eramos antes.

Anónimo dijo...

Mis suspiros como sinfonía que llena mis noches.

Noches en que mi pecho te guarda como fuego lento.

Fuego que abraza, que inunda que quema, que corre por mis venas.

Que se desborda en besos apasionados, en suspiros enamorados.

Emilio dijo...

Miradas que en el lecho azulado coinciden con júbilo, se acarician con devoción y se rehacen con esperanza. Y retozan en una almohada plateada.