La respuesta a tu pregunta es: sí.
Sí, la de mi foto de perfil es esta boca que, mientras escribo,
emulsifica anhelos, apetencias y alborozos.
Esta boca que es propietaria de lo que preña al aire y
esclava de lo que con su saliva anega.
Esta boca que contiene una lengua acuosa y
ávida de enhebrarse con el lenguaje de la fricción.
Esta boca que es jilguero y perdiguero en un solo soplo.
Esta boca que burbujea.
Esta boca que desflora.
Esta boca que infesta.
Esta boca que burbujea.
Esta boca que desflora.
Esta boca que infesta.
Esta boca hambrienta de labios aciruelados, pechos
aguamielados, muslos apulpados; de una intimidad aframbuesada.
Esta boca que, si se lo permitieras, iría desbocada a confirmártelo.
Mi boca.