martes, 29 de mayo de 2012

XCVIII

Él sabía que así como hay alegrías que se entristecen de no usarse, hay recuerdos que destellan en las penumbras.
Por eso, cada noche, se decía el nombre Ella a solas.

viernes, 25 de mayo de 2012

XCVII


Esa noche lluviosa descubrió la verdad.
El placer no se hallaba en un roce, en un beso, en una caricia; ni siquiera en un intercambio de jadeos.
El placer se hallaba en imaginarla.
Y seguirla esperando.

jueves, 17 de mayo de 2012

EXTRACTOS DE CARTAS GUARDADAS EN EL BURÓ I

... “No he podido entenderlo. Las lunas arrogantes de estos tres meses me han visto rumiar justificaciones y liar pretextos pero simplemente lo he intentado sin haberlo logrado.
No, anhelada mía, no he podido comprender tu lejanía, tu distanciamiento, tu ausencia. Ese silencio desgarrador con el que culpabilizas a mis sentimientos.

Emperatriz de beatitud.
El resplandor de tu nombre ha alfombrado de arcoíris mis días y de luciérnagas mis noches.
Sin identificar el timbre de tu voz, saborear la curvatura de tus labios o perderme en el destello filantrópico de tus ojos, he reconocido tu esencia. Y de ella he quedado prendado.

He sido leña seca en tu fuego primaveral.
He sido el deseo por tu silueta, la avidez por tu boca, el apetito por tu feminidad. El hambre voraz de ti.
He sido lo que mis letras titubeantes han tratado de colmarte.

Cada palabra ha sido procreación en tu piel de lo que mi cuerpo ha llorado por no obrarte.
Has sabido, por fin, que no se acaricia con las manos
sino con suspiros.
Y los míos, bienanhelada, se han esparcido por tus pestañas
por tus bordes
por tu sombra.

Has sido guirnalda deshecha con mi saliva.

Te he desvestido con mi resplandor.
Te he tocado con mis guiños.
Te he excitado con mis sigilos.

Has sido agua entre mis dedos.

Me he colado en tu intimidad
adentrado en tu ambrosía
invadido.
Te he atestado de conmociones,
rebosado de sacudidas
desbordado de convulsiones.
He temblado dentro de ti
asediado con mi simiente
mezclado con tu néctar.
Nuestros sabores se han fundido en un abrazo victorioso.

Y mientras tú sabías que el placer inefable era una ruta que se corona con mi nombre, yo simplemente volvía a esperar por saber de ti.

Transgresores de rutinas.
Seductores de fragores.
Amantes insaciables.

Has comandado la tempestuosa revuelta de mis sentidos.

Sólo que esa noche, más que tus muslos, yo necesitaba urgentemente tus brazos.
Pero me he quedado sin nada.

E.


martes, 15 de mayo de 2012

DECIMOQUINTA LEY DE SUSPIROS DEL ESPANTAPÁJAROS


El órgano sexual más importante de todos es el cerebro.
Y se excita con caricias enletradas.

jueves, 10 de mayo de 2012

XCVI


Cuando Él se sentía desfallecer, tomaba a Ella de la cintura y cerraba los ojos.
Ahí estaba su punto de apoyo en el mundo.

lunes, 7 de mayo de 2012

XCV

Él besaba con los ojos, acariciaba con el pensamiento e intimaba con letras.
Y nunca suspiraba igual.

martes, 1 de mayo de 2012

BENDICIÓN

Me imantó a su rostro. Su mirada de fragor y augurio, demandante de vasallaje, me enmadejó los sentidos, me dinamitó la sangre, me azuzó las entrañas. Me encontré con su foto y no cesé hasta que me respondiese.

Vino cuando menos la esperaba pero cuando más la necesitaba. Me rescató de una entelequia mediocre que pretendía vulgarmente ser mi Ella. Me saneó de lo pedestre y de la náusea con orquídeas y ruiseñores. Y me refugió en una alcoba labrada en suspiros.

Tal vez nunca seremos. Tal vez me quede con letras ahumadas, con caricias pálidas, con besos ensangrentados. Tal vez no haya reencuentros, novelas concluidas, ni finales felices. Lo único cierto es que nunca dejaré de pensarla.

Pero a pesar de todo,
fue sólo hasta que la engullí directamente con los ojos
mientras las venas se me combustionaban
y en el pecho me resonaba un violín excitado
hasta que escuché el trisar de su voz
exhalé el festín de su aroma
mientras mi mano se enredaba en la suya
hasta que libé el almíbar de estar a solas con Ella
me acerqué con alborozo palpitante
hospedé mis dedos en su cintura
sentí el terciopelo de su piel acrisantemada
la acaricié con apetito
con exaltación
con júbilo
la desnudé regodeándome en su palpitación
adulando su aquiescencia
arrullando su hervor
exploré atribulado cada murmullo de su silueta
cada sobresalto de sus poros
cada racimo de su piel
degusté el sabor acerezado de sus labios
paladeé la pulpa de sus pechos
gocé la tibieza de sus muslos
saboreé el géiser de su feminidad
y la colmé de mi pleamar
en la mañana
en la tarde
en la madrugada.

Hasta que cada noche constelada que la recuerdo, me erecciono y la vuelvo a colmar en mis sueños.

Fue sólo hasta entonces
cuando supe que Lupita era una bendición en mi vida.



Para Ella, a un año de haber dejado que el amor nos hiciese.