lunes, 6 de junio de 2011

DESPEDIDA A LA MELANCOLÍA

Llegó sin saludar y está partiendo sin despedirse.
Me mira con indulgencia, da la espalda y camina lánguidamente;
impasible.
Lleva entre sus garras cenizas de mis fragores,
escombros de mis suspiros,
restos de mis entrañas aún trémulas.
Un hilito de mi sangre le mana de sus labios.
Yago en un rincón sombrío, con las manos rodeando mis rodillas y la cabeza hundida,
desarmado de cóleras,
desvestido de crepúsculos,
despojado de primaveras,
desguarnecido de constelaciones
desollado de alas.
Pero la miro alejarse y le sonrío victoriosamente
con la sonrisa de quien sabe
que volverá a ser derrotado por Ella.

E.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La tristeza y melancolía, forman parte de los seres que como tu y yo la necesitamos para crear letras que toquen almas.
Solo hay que dejarla entrar que cumpla su cometido y dejarla ir,no permitirle que haga de nuestro pecho su nido, por que ahí solo debe haber lugar para el amor.

Emilio dijo...

Tienes toda la razón, corazón. Es sólo que la señora Melancolía me ha visitado tanto que ya se ha vuelto mi amante irascible. Cada que viene, derriba sosiegos y senderos, todo lo copa, todo lo desgarra, todo lo desangra. Y me deja humeante, prendado a su ausencia, esperando por su regreso.