miércoles, 30 de marzo de 2011

LXVIII

Y de repente sintió la inmensa alegría de que Ella existiese.

LXVII

Ella era la primera y la última persona que amaría. Ahora ya no habría ninguna duda. Así que cerró definitivamente los ojos.

LXVI

Las palabras se le atragantaron en esa vorágine de estremecimientos de su piel. Así que sólo atinó a decirle: “te pareces a la palabras felicidad”

domingo, 6 de marzo de 2011

LXV

No lo sabía todavía pero su historia comenzó exactamente después de que ambos se despertaron por separado pero con su nombre entre los labios.