sábado, 23 de abril de 2011

LXXIV

Creyó que al naufragar se ahogaría estrepitosamente. Pero entonces, como acontecen los milagros, en el horizonte de ámbar emergió esa isla con ojos de topacio.

2 comentarios:

Eli dijo...

A veces no hay islas que emergen para salvarnos de morir ahogados y tenemos que conformarnos con seguir flotando aferrados a un trocito de madera.
Un abrazo desde mar hasta tu isla.

Emilio dijo...

Pero también hay ocasiones –fragantes, galopantes, centelleantes- en las que ese trocito de madera puede convertirse en una isla. Como todo, es cuestión de cómo entornamos los ojos del alma.
Tu brisa refresca mi isla.
E.