Confesiones y fantasías de un treintañero amante de la poética corporal y la erótica verbal.
sábado, 23 de abril de 2011
LXXIV
Creyó que al naufragar se ahogaría estrepitosamente. Pero entonces, como acontecen los milagros, en el horizonte de ámbar emergió esa isla con ojos de topacio.
A veces no hay islas que emergen para salvarnos de morir ahogados y tenemos que conformarnos con seguir flotando aferrados a un trocito de madera. Un abrazo desde mar hasta tu isla.
Pero también hay ocasiones –fragantes, galopantes, centelleantes- en las que ese trocito de madera puede convertirse en una isla. Como todo, es cuestión de cómo entornamos los ojos del alma. Tu brisa refresca mi isla. E.
2 comentarios:
A veces no hay islas que emergen para salvarnos de morir ahogados y tenemos que conformarnos con seguir flotando aferrados a un trocito de madera.
Un abrazo desde mar hasta tu isla.
Pero también hay ocasiones –fragantes, galopantes, centelleantes- en las que ese trocito de madera puede convertirse en una isla. Como todo, es cuestión de cómo entornamos los ojos del alma.
Tu brisa refresca mi isla.
E.
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