Confesiones y fantasías de un treintañero amante de la poética corporal y la erótica verbal.
miércoles, 6 de abril de 2011
LXX
Se iba a acostar despacio y silencioso para no despertar el fantasma que dormía a su lado. Tal vez algún día Ella volvería para asustarlo.
4 comentarios:
Anónimo
dijo...
En ocasiones los fantasmas son los únicos que nos hacen compañía, y uno puede disfrutar de ellos, aunque estén en silencio frente a nosotros. Ojalá ella vuelva para asustarlo.
Y a veces, también, los fantasmas no son compañías son sólo alcobas que poblamos. Hasta que alguien más, una Ella por ejemplo, viene a habitarnos. Gracias por tu comentario de luz.
4 comentarios:
En ocasiones los fantasmas son los únicos que nos hacen compañía, y uno puede disfrutar de ellos, aunque estén en silencio frente a nosotros.
Ojalá ella vuelva para asustarlo.
Y a veces, también, los fantasmas no son compañías son sólo alcobas que poblamos. Hasta que alguien más, una Ella por ejemplo, viene a habitarnos.
Gracias por tu comentario de luz.
Es cierto.
Hay fantasmas que nos dejan enormes vacíos que son como agujeros negros, no se pueden llenar.
Es cierto.
Hay fantasmas que nos dejan enormes vacíos que son como agujeros negros, no se pueden llenar.
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