martes, 1 de mayo de 2012

BENDICIÓN

Me imantó a su rostro. Su mirada de fragor y augurio, demandante de vasallaje, me enmadejó los sentidos, me dinamitó la sangre, me azuzó las entrañas. Me encontré con su foto y no cesé hasta que me respondiese.

Vino cuando menos la esperaba pero cuando más la necesitaba. Me rescató de una entelequia mediocre que pretendía vulgarmente ser mi Ella. Me saneó de lo pedestre y de la náusea con orquídeas y ruiseñores. Y me refugió en una alcoba labrada en suspiros.

Tal vez nunca seremos. Tal vez me quede con letras ahumadas, con caricias pálidas, con besos ensangrentados. Tal vez no haya reencuentros, novelas concluidas, ni finales felices. Lo único cierto es que nunca dejaré de pensarla.

Pero a pesar de todo,
fue sólo hasta que la engullí directamente con los ojos
mientras las venas se me combustionaban
y en el pecho me resonaba un violín excitado
hasta que escuché el trisar de su voz
exhalé el festín de su aroma
mientras mi mano se enredaba en la suya
hasta que libé el almíbar de estar a solas con Ella
me acerqué con alborozo palpitante
hospedé mis dedos en su cintura
sentí el terciopelo de su piel acrisantemada
la acaricié con apetito
con exaltación
con júbilo
la desnudé regodeándome en su palpitación
adulando su aquiescencia
arrullando su hervor
exploré atribulado cada murmullo de su silueta
cada sobresalto de sus poros
cada racimo de su piel
degusté el sabor acerezado de sus labios
paladeé la pulpa de sus pechos
gocé la tibieza de sus muslos
saboreé el géiser de su feminidad
y la colmé de mi pleamar
en la mañana
en la tarde
en la madrugada.

Hasta que cada noche constelada que la recuerdo, me erecciono y la vuelvo a colmar en mis sueños.

Fue sólo hasta entonces
cuando supe que Lupita era una bendición en mi vida.



Para Ella, a un año de haber dejado que el amor nos hiciese.

1 comentario:

Unknown dijo...

Parece increíble que haya pasado un año.
Un año desde que me encontré en tu mirada y me perdí en ti.
Un año de soñarte, de esperarte, de anidarte y guardarte en mi pecho.
Un año de anhelos, de sueños, de deseos.
No se si vuelva a verte, o tocarte, o besarte, lo que tengo muy claro es que jamas dejare de sentirte, de vivirte, de añorarte.
Pues aun vives en mi, aun mi pecho late por ti, mi piel aun grita tu nombre.
Pero confío en que si la vida nos hizo coincidir aun con un océano de por medio, tendera puentes para volver a acercarnos.
Aun después de un año de nuestra despedida aun te guardo como esa bendición que llego a colmar mi vida, que llego a sembrar de primaveras mi cuerpo, que llego a revolucionarme, a llenar de caos y bendición mi existir.
Quisiera encontrar la palabras para hacerte saber cuan importante ha sido tu llegada a mi vida.
Pero solo atino a decirte.
Emilio.
Te amo.