lunes, 1 de abril de 2013

ESMERO

Está siempre puntual y silencioso.
Sensible e incitado.
Expectante de su llegada.

Llora sus ropajes espectrales.
Muere sus naufragios taciturnos.
Renace en sus transpiraciones sosegadas.

Les pinta alboradas y bosques con la mirada.
Les canta nostalgias y porvenires.
Les teje sustantivos cariñosos, verbos incitantes y adjetivos suaves que cuelga en sus pestañas.
Se acerca y las acaricia.

Pero ellas se le diluyen entre las manos.

Y aun así, Él insiste en abrazar a las sombras
porque afirma que,
en el punto más oscuro de la noche,
siempre las escucha suspirar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ABRAZA NOMAS LAS SOMBRAS HONESTAS, FIELES Y AMOROSAS PORQUE NO TODAS LO MERECEN. ABRAZA NOMAS LAS QUE SIEMPRE A TI TE HAGAN SUSPIRAR PORQUE TU ERES LUZ.
YSQ

Emilio dijo...

Lo he intentado.
Mirarlas entre sus penumbras, buscar su corazón humeante, seleccionar sólo a las auroras palpitantes.
Pero he fracasado.
Y es que al final se puede luchar contra tantísimas cosas pero menos contra una que es porfiada, determinante e invencible: la vocación.
Y mi vocación es extender los brazos a los suspiros.
Abrazos.