miércoles, 30 de marzo de 2011

LXVII

Ella era la primera y la última persona que amaría. Ahora ya no habría ninguna duda. Así que cerró definitivamente los ojos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese podría ser mi epitafio :-)

Emilio dijo...

O tu reencarnación.

Anónimo dijo...

No, no se si haría de ese sentimiento mi reencarnación.
Es tan absoluto, es tan total, y cuando no es correspondido puede ser hasta mortal.