miércoles, 30 de marzo de 2011

LXVI

Las palabras se le atragantaron en esa vorágine de estremecimientos de su piel. Así que sólo atinó a decirle: “te pareces a la palabras felicidad”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

:-)
No hay caso, te leo y no puedo no reflejarme y reflejar lo que he sentido en lo que leo.

Emilio dijo...

Porque si algo son las palabras, es ser puentes y espejos. Nos reflejan y nos acercan. Como una Libélula a un Espantapájaros.

Anónimo dijo...

Poderosas las palabras.
Haremos de ellas efectivamente espejos y puentes.
Y yo veré como tú (encima de tu colina al viento) y tu verás como yo (con mi tenue luz en la noche).