viernes, 8 de octubre de 2010

TESTIMONIO

Amar a una mujer es
ser prisionero de un paraíso perenne
atreverse a reescribir la historia a cuatro manos y dictando utopías
trasplantar el corazón en las rodillas.


Amar a una mujer es
dominar el arte de darse baños de soledad en público
apostar insensatamente por la libertad ajena
ganar la batalla del deseo en una solo piel.


Amar a una mujer es
arriesgarse a la desilusión por el relampagueo de todos los átomos de la existencia
moldear una substancia que anula
atarse a este mundo por la fuerza de gravedad de un cuerpo deseado.


Amar a una mujer es
descubrir que el cuerpo se ha expandido en unas manos ajenas
hallar el silencio más renovador e inquietante
habitar en los pliegues de la eternidad


Amar a una mujer

es

simple y sencillamente

aborrecer al machismo.

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