sábado, 11 de mayo de 2013

CVI (ETERNAMENTE)

No fueron sus cabellos aún mojados. Tampoco los labios mallugados y palpitantes. Ni siquiera ese aroma de mar humeante que tenían impregnado en la piel. Lo que en realidad los delató fue esa sonrisa lustrosa e infinita con la que, a kilómetros de distancia, se seguían haciendo el amor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ESTE ME FASCNO EMILIO DE VERDAD. AFERRATE A ESOS SERES LLENOS DE AMOR QUE TIENES. Y TE REITERO SIEMPRE TENDRAS MI AMOR. KENA.

Manuel dijo...

Kenita:
Gracias por tus hermosas y diáfanas palabras, tan íntegras, luminosas y sublimes como tú.
Lo reitero: mereces ser amada con plenitud y eternidad.
Besos.